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La era de la digitalización ha impulsado a las empresas de todos los sectores a adaptarse a nuevas tecnologías como la IA y el Big Data para optimizar sus procesos productivos y aumentar su rentabilidad. La agenda de transformación digital, España Digital 2026, propone que para ese año, el 25% de las empresas nacionales utilicen habitualmente la tecnología Big Data en su actividad productiva.

Aumenta la presencia del Big Data y la IA

Según el último informe ‘Uso de inteligencia artificial y big data en empresas españolas’ del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), la presencia del Big Data en las empresas españolas ha aumentado tres puntos respecto a 2022, alcanzando el 13,9% de las empresas. En el caso de las microempresas, su presencia llega al 3,7%.

Es importante considerar que la Comisión Europea ha establecido como meta que el 75% de las empresas europeas implementen Big Data para 2030. Actualmente, España ocupa el decimoséptimo lugar en el ranking europeo de análisis de macrodatos en las empresas.

Aún queda mucho por avanzar, ya que solo el 9% de las organizaciones españolas utilizan esta tecnología, frente al promedio europeo del 14%. Sin embargo, iniciativas nacionales como el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia Económica, promovidas por el Gobierno, buscan aumentar la adopción del Big Data en España.

Uso del análisis de datos

La fuente de Big Data más utilizada por las empresas españolas es la geolocalización mediante dispositivos móviles, con un 55,3%. Un 34,7% de las empresas optan por análisis masivo de datos. Territorialmente, el Big Data tiene mayor presencia en las empresas madrileñas (17%), seguidas por las catalanas y riojanas (16,1%).

Por sectores de actividad, las empresas con más de diez empleados que utilizan Big Data predominan en el ámbito tecnológico (35,2%) y TIC (34,7%). Les siguen los sectores de transporte (24,6%) y energía y agua (22,1%).

La implementación del Big Data y de la IA en el tejido empresarial español ha demostrado ser beneficiosa para medir el riesgo y el rendimiento de las inversiones, optimizando el rendimiento y evaluando proyectos en términos económicos y de preferencia del cliente, beneficiando a la empresa en general.