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Cuanto más digital es nuestra vida, más expuestos estamos. Por eso las empresas trabajan para garantizar la privacidad en el uso de la IA.

Si algo nos han enseñado los últimos años es que muchas de las cosas que solíamos hacer en persona antes de la pandemia pueden hacerse fácilmente en línea. El trabajo a distancia es el ejemplo más visible, pero hay muchos más: hacer la compra, ir al médico, conocer gente nueva, celebrar cumpleaños… La lista es interminable.

A medida que los gobiernos daban órdenes de quedarse en casa, mucha gente «descubría» el poder y la comodidad de hacer muchas de estas cosas por Internet. Y con el despliegue mundial de la 5G, la popularización de los dispositivos IoT y el auge de la computación periférica, nuestras vidas están a punto de volverse mucho más digitales.

Cuanto más digitales son nuestras vidas, más expuestos estamos, y eso no es una predicción. En 2021 se produjeron filtraciones masivas de datos e importantes ataques de ransomware. Por desgracia, estos sucesos no van a desaparecer pronto. Esa es la razón principal por la que la ciberseguridad se ha convertido en una gran prioridad para todo tipo de organizaciones, tanto públicas como privadas.

El futuro de la privacidad de los datos pertenece a la IA

Según un estudio de 2019 de Gartner, el 40% de la tecnología utilizará la IA en 2024. Esta cifra por sí sola viene a demostrar que las empresas ven a los algoritmos de IA como sus mejores aliados en su misión de proteger la privacidad de los datos.

Es lógico. Estamos generando una cantidad tan masiva de datos, que asegurarlos manualmente es poco menos que una utopía. Por eso resulta tan natural integrar algoritmos de IA para salvaguardar la privacidad de los datos: la propia naturaleza de las soluciones basadas en IA es procesar y analizar grandes cantidades de datos en muy poco tiempo.

Afortunadamente, la IA puede ocuparse dinámicamente de la autenticación multifactor y del control de acceso mediante un enfoque adaptativo. Así, la IA puede adaptarse a los comportamientos y deseos de los usuarios en cada momento en función de criterios predefinidos. Así, el algoritmo puede comprobar automáticamente la normativa vigente, los requisitos de permisos y las preferencias de los usuarios para iniciar sesión en cualquier servicio sin fricciones.

No se trata de un método invasivo. Las empresas y organizaciones pueden estar seguras de que cumplen la normativa que les es aplicable, mientras que los usuarios pueden estar tranquilos de que sus preferencias de privacidad no se violan en ningún momento, aunque sus datos pasen por distintos proveedores de servicios.